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¿Para qué Educamos? Nota por María José Patiño

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Me robo esta pregunta objeto de debate en Córdoba la semana que pasó sobre la que ilustres educadores y pensadores de nuestro país dieron su mirada. Me tomo la libertad de reformularla: ¿Para qué educamos en la “práctica colectiva de la música”?

Para los que estuvieron anoche en el Teatro del Libertador San Martín las respuestas pueden parecer obvias. Lo vivido en nuestra sala mayor dio muestra cabal que una educación pública de calidad es posible. En momentos donde la educación está en tela de juicio, más de 200 niños de 10 escuelas cordobesas son testigos y protagonistas de nuestro proyecto social inclusivo e integrador. La Orquesta-Escuela Mediterránea apostó y ganó! El éxito no lo medimos en el aplauso fuerte y sostenido del público que asistió a nuestro concierto final; tampoco lo expresamos en la cantidad de “me gusta” o “centímetros o minutos de prensa”. Para mi el éxito radica en el trabajo incansable realizado por docentes, gestores y voluntarios preparados, capacitados, apasionados y dedicados que sienten que “sus vidas cambiaron para siempre desde el momento en que sus alumnos entraron en ella y ya no la conciben posible sin su presencia”. La pasión por educar, el interés de transmitir conocimientos, de los musicales y los otros, los de la vida, del respeto, la disciplina y el esfuerzo son la medida de nuestro éxito.

La educación es pública pero no es grátis. Sin el enorme apoyo institucional de la Fundación Pro Arte Córdoba y sin el aporte económico de la empresa Kolektor, esta nota sería imposible. También me pregunto: ¿Qué más debemos hacer para involucrar a otras instituciones y a otros posibles donantes para que apuesten a la educación de calidad? Es una apuesta para brindar esperanza a nuestros niños y jóvenes y darles la oportunidad de superarse para elegir libremente sus destinos. Por ahora la dejo sin respuesta y me quedo con lo vivido anoche, en una sala repleta, con música académica y popular, con cordobeses haciendo fila para apropiarse de sus espacios culturales, que a la sazón, le pertenecen por derecho, y con la sensación del deber cumplido.

Un, dos, tres: ¡ORQUESTA

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